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Hasta siempre Osvaldo

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“Me he propuesto no tener piedad con los despiadados. Mi falta de piedad con los asesinos, con los verdugos que actúan desde el poder, se reduce a descubrirlos, dejarlos desnudos ante la historia y la sociedad y reivindicar de alguna manera a los de abajo, a los que en todas las épocas salieron a la calle a dar sus gritos de protesta y fueron masacrados, tratados como delincuentes, torturados, robados, tirados en alguna fosa común”.

Osvaldo Bayer fue un escritor, historiador, periodista, anarquista, dirigente gremial, entre otras cosas y falleció a los 91 años en el barrio porteño de Belgrano el 24 de diciembre. Un anarquista de ley que vivió su vida desenmascarando a los injustos y reivindicando a los desvalidos.

Autor de dos obras maestras como fueron La Patagonia Rebelde y la biografía de Severino Di Giovanni. Exiliado durante la última dictadura militar por el asedio de la Triple A que lo llevó hasta Alemania donde denunció todo lo que pasaba en nuestro país.

Fundador del diario La Chispa, que a pesar de haber tenido pocas ediciones realizó denuncias contra importantes empresarios del sur argentino por el despojo de tierras a pueblos originarios, tierras que hasta hoy sigue reclamando el pueblo Mapuche a Benetton.

En el 60 viajó a Cuba a los festejos del primer aniversario de la revolución cubana donde compartió una reunión privada con el Che Guevara, en la cual se habló de cómo hacer la revolución en Argentina. En ese momento pasó por algunos hechos desafortunados que no le permitieron volver a ese país hasta 1995.

Apresado, perseguido, censurado, hostigado, pero nunca dejó de buscar a las víctimas de uno de los más grandes genocidios de la historia, el que se realizó contra los pueblos originarios del sur argentino.

Denunció la explotación y muerte de peones rurales en la Patagonia y acompañó a las Madres de Plaza de Mayo, luchó contra el neoliberalismo y el capitalismo descarnado, se reveló ante las injusticias, la violencia, el asesinato, la miseria, en suma, dedicó su vida a luchar por los desvalidos, por los que no tienen voz.

“Sostengo, como eslogan, que mientras haya miseria no hay democracia”.

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