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Héroe de la patria: José de San Martín

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José de San Martín, político y militar rioplatense…así rezan siempre sus presentaciones, pero yo creo que su principal mérito y por lo cual lo recordamos hasta hoy es por ser un revolucionario. Un revolucionario que tuvo el valor de enfrentarse a sus contemporáneos con el fin de salir del yugo de una de las potencias europeas más importantes de la época.

En una sociedad como la nuestra, en su mayoría conservadora, tener el dote de ser un revolucionario está mal. Generalmente el término está asociado con “gente que no trabaja y que tiene mucho tiempo para molestar a los que sí lo hacen”; así son definidos, incorrectamente, todas aquellas personas que quieren ver un cambio importante en la sociedad.

Por lo dicho, es que a San Martín nunca le dicen que fue un revolucionario. Pero sí lo fue: dejó todas sus comodidades en Europa para venir al Río de la Plata a ayudar a sus compatriotas, asociándose a muchos de ellos para planear la independencia. Formó un ejército, liberó batalla tras batalla con el solo fin de expulsar a los españoles de nuestras tierras, se enfrentó a presidentes y superiores para liberar a América, cruzó los Andes y ayudó a liberar Chile y Perú. Luego de todo eso fue apresado y debió partir hacia el exilio donde murió solo y sin un centavo.

Un revolucionario tiene el coraje de enfrentarse a todo y a todos sin importarle su propio bien. Los grandes cambios es la historia mundial se debieron a las grandes revoluciones, y una de ellas fue la iniciada por José de San Martín, que fue el que nos dio nuestra independencia y pudimos ser una nación libre.

Treinta años luego de su muerte, sus restos fueron repatriados a su país, al que le había otorgado la libertad: el 17 de agosto de 1850 El Padre de la Patria muere en París junto a su hija Merceditas y su yerno. Lo único que dejó como pertenencia fue su sable corvo que fue destinado a Juan Manuel de Rosas. Sus restos permanecieron en ese país, hasta que en 1980, durante la presidencia de Nicolás Avellaneda, fueron repatriados a la Argentina en donde descansan en una nave lateral de la Catedral de Buenos Aires.

«Triunfó en San Lorenzo, afirmó la Independencia Argentina, pasó los Andes, llevó su bandera emancipadora a Chile, al Perú y al Ecuador».

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