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Justicia ciega

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La justicia es ciega. Su representación es una mujer con los ojos vendados con una balanza en una mano y una espada en la otra. Esto significa que la justicia no mira a las personas sino que juzga y castiga los hechos. ¿Pero te has preguntado alguna vez si esto realmente es así? En muchos casos no, ya que las injusticias sociales son cada vez mayores. Mujeres asesinadas por sus parejas, niños castigados por sus padres, animales víctimas de palizas y abandono. Entonces, ¿dónde está la justicia en esos casos?


En la Argentina muere una mujer cada 18 horas víctima de la violencia de género. Un sinnúmero de casos donde las denuncias fueron realizadas y nadie se preocupó por dar una contención y/o protección a las denunciantes. Además mujeres golpeadas por sus parejas, al intentar hacer la denuncia son maltratadas y hasta ignoradas, cuando en realidad lo que buscan es todo lo contrario.

¿Que fue del botón antipático? En los pocos casos que se usó no fue muy efectivo ya que portadoras del mismo fueron asesinadas sin que nadie pueda localizarlas. La justicia actúa lento o directamente no actúa. Si una persona denuncia por amenazas o acoso le responden que si no hubo un daño físico no se puede hacer nada. Entonces hay que esperar a ser violentada físicamente o asesinada para que la justicia tome cartas en el asunto.

Está visto que las leyes no amparan a las víctimas de violencia. Estamos ante una desactualización del sistema de justicia que nadie se está ocupando por mejorar. Mientras nuestros políticos solo se preocupan por la economía y las relaciones internacionales, en el mundo real nadie hace nada. Sólo nos lamentamos cuando una nueva víctima fue encontrada.

Las marchas de “Ni una menos” no estarían dando resultado porque cuanto más pasa el tiempo, la situación se agrava. Las mujeres sometidas por la violencia de sus parejas no van a las marchas, por lo que es necesario un trabajo más acotado al hallazgo de estos casos para poder brindar el apoyo y la contención que necesitan para salir del infierno en el que viven.

La violencia contra la mujer no solo es sufrida por hombres sino también por las mismas mujeres. La sociedad machista en la que vivimos nos impide defender al género. Comentarios de mujeres como: “algo habrá hecho para que la maten”; “como no la van a violar si mira con la pollera que andaba”; “mira la cara de trola que tenía, debe haber andado en algo raro”. Comentarios como esos provenientes de las mismas mujeres provocan más violencia.

Hay que empezar por cambiar los patrones sociales que vienen de la época medieval. Pensamientos inculcados por la moralidad de la iglesia católica que acusan a la mujer de pecadora y de inducir al pecado. Estamos en pleno siglo XXI. Hay que cambiar los viejos paradigmas y renovar la mentalidad. Nadie se merece la muerte por más que use una falda corta o le sea infiel al marido. Cuidémonos unos a otros…que de lo otro se ocupará la justicia…

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