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Realidad urbana

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En este nuevo segmento denominado “Historias de vida” queremos hacerles llegar la voz de todos aquellos, que de otra manera serian totalmente anónimas para la sociedad. Los protagonistas de este espacio son personas como vos, como nosotros que nos contaran sus historias de vida.

En esta oportunidad dialogamos con Víctor, él es un hombre de 57 años que se encuentra en situación de calle, pero no por eso bajó los brazos, ya que día a día se gana la vida vendiendo libros en la plaza Alberdi, situada en barrio General Paz de la Ciudad de Córdoba.

“No me gusta mucho que me hagan entrevistas porque uno se hace famoso y no me siento muy cómodo con eso”, así nos relataba al inicio con total humildad. “Hace dos años y medio que vivo acá y vendo libros para comer. Me compro los puchos, el vinito y pago la comida. Todos los días le pido a Dios que me dé lo justo, que solo me provea de lo que necesito, porque cuando tengo de más no sé qué hacer con eso”.

Sus palabras resonaron en nosotros sin entender a qué se refería. “Yo vivía en Jujuy y tenía un hotel que me dejó mi papá, además tenía una distribuidora con reparto a domicilio pero lo perdí todo. Y siempre pienso ¿De qué me sirvió tener tanto dinero? Mis amigos y mi mujer solo me querían por el dinero. El exceso de plata sirve para eso, no me querían a mí. Entonces yo que estoy, en la calle apenas tengo algo para comer, el que se acerca es para traerme algo, ese es el verdadero amigo. Acá paso diez veces mejores momento de felicidad que antes cuando tenía el hotel, solo laburaba y no disfrutaba nada. A pesar que vivo en la calle me siento feliz, le doy de comer a los pájaros, a la gente le doy el libro justo”.

Cuando le preguntamos cómo pasaba las noches de mucho frio no contaba: “Anoche el frio no me dejó dormir, asique cuando hace mucho frio me voy al hall de un restaurante que cerró hace poco, ahí hay reparo y las tablas del suelo son más calentitas que este banco. Muchas veces los vecinos me dijeron que vaya a un refugio para que no me pase nada, pero no me he sentido cómodo en esos lugares”.

Su relato eran tan profundo y tan genuino que sus hermosos ojos celestes se perdían en el horizonte de sus recuerdos: “Mi papá murió hace cuarenta años y hace algunos años me enteré que mi mamá no era mi mamá biológica, yo era hijo de mi papá con otra mujer. Poco antes de venirme para Córdoba descubrí que mi mamá le estaba poniendo veneno a la comida que yo iba a comer, de esa manera me enteré de que yo no era su hijo, una persona así no podía ser mi madre”.

Y continuaba: “Hoy por hoy la vida me dio la sabiduría que durante muchos años había buscado, ya que cuando uno ya está de vuelta las revelaciones aparecen solas. Soy un hombre muy creyente y sentado en este banco de la plaza me paso horas hablando con Dios, siento muy profundamente dentro de mí que él me habla, que él está a mi lado siempre y si yo estoy acá ahora es por obra suya, él quiere que yo este acá”.

Víctor continuaba hablando con una sabiduría pocas veces vista. “Los libros que tengo acá me los dona la gente, no tienen precio, la gente le pone el precio que siente, por lo general me dan más de lo que el libro vale. Pero acá tengo otros libros que no están a la venta”, con sus temblorosas manos sacó una bolsa con algunos libros que son de mucha importancia para él: “A estos solo se los presto a los amigos ya que son libros que quiero seguir conservando”.

“Cuando decido vender mis libros allá en Jujuy se me partía el alma, pero tenía que comer, y resulta que me di cuenta que el libro guardado en la biblioteca está muerto, no sirve. Hoy me da mucho gusto que los libros cobren vida y sean leídos por los demás”, sus sabias palabras nos hicieron reflexionar durante un rato largo. “Ahora todos los libros que durante años había buscado llegan a mis manos sin que los busque, eso es porque los libros cobran vida haciéndolos circular de mano en mano”.

Durante toda la entrevista, Víctor nos enseñó muchas cosas y a medida que su relato avanzaba nos dejaba reflexionando ya que es un hombre con mucho conocimiento, nos habló de San Martín, de los pueblos originarios, de libros históricos y de los documentales que ve a través de internet cada vez que tiene una conexión a Internet.

Víctor en una de las tantas personas que hoy forman parte de nuestra realidad urbana, no miremos para otro lado, ellos están allí. “Soy una persona feliz y así elijo vivir…”

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