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Esclavos del dinero

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Si bien la esclavitud fue abolida hace muchos años en todo el mundo, en pleno siglo XXI, la sociedad se volvió esclava del dinero. En un mundo que se vivió cada vez más capitalista, los seres humanos nos volvimos cada vez más consumidores y más dependientes del dinero.

A comienzos del siglo pasado, las grandes potencias mundiales comenzaron a pelear por el reparto del mundo. Pelearon por la supremacía marina, por los recursos no renovables y más valiosos como el petróleo, por las grandes extensiones de tierra y por acaparar mayor cantidad de demanda para poder vender el exceso de su oferta.
El imperialismo fue lo que llevó a las grandes guerras mundiales, a las masacres indiscriminadas, al holocausto, las divisiones territoriales. En resumen, todo fue por dinero, dinero y poder. Las grandes potencias se dividieron el planeta para llenar sus arcas, mientras el mundo derramaba lágrimas de sangre.
Hoy, el capitalismo está muy arraigado en la población mundial y mientras muchos trabajan para comprar cosas que no necesitan, solo porque se lo imponen a través de publicidad engañosa, otros mueren de hambre esperando que alguien se acuerde de ellos.
Por día mueren más de 6.500 niños en el mundo por desnutrición. Otros motivos de muertes son enfermedades, picaduras de insectos, consumo de agua contaminada. Además, niños que mueren tratando de cruzar fronteras, escapando de guerras, bombardeos o persecuciones.
Los datos obtenidos para el año 2016, demuestran que el 56% de los niños de entre 0 a 17 años en la Argentina, viven en situación de indigencia, sin llegar a la canasta básica, con viviendas de chapas y cartones, sin recibir educación, asistencia médica, vestimenta. Esa porción de nuestros niños entran a la delincuencia, a las drogas, deber realizar trabajos forzosos. Son esclavos del sistema.
¿Y dónde están los estados? ¿Quién asiste a la población más vulnerable? El capitalismo se ha encargado de que los sectores más necesitados sean una carga para los diferentes países, por ello le da vuelta la cara. Por ello la sociedad le dio vuelta la cara a la realidad. Hoy estamos pensando más bien en el último celular que salió o en que ropa nueva vamos a estrenar el fin de semana.
El mundo entero se volvió esclavo del dinero, trabajamos un montón de horas al día, llegamos a nuestros hogares fatigados, sin ganas de nada. Esperamos ansiosos fin de mes para cobrar y cuando tenemos ese dinero en la mano debemos pagar todas las deudas adquiridas de antemano. Entonces, no sería tiempo de repensar en el mundo que queremos y el que estamos dejando a las generaciones futuras…

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