Las elecciones de medio término que tienen lugar este año tienen al momento una clara imposición de las figuras partidarias pero poco de discurso político. Salvo algunas excepciones, esta primera parte electoral ha tenido como objetivo la construcción de nombres acompañados por personalidades, aunque sin profundizar demasiado en propuestas.
Desde el interior esto se nota aún más porque el debate pasa por el accionar que tendrán nuestros representantes en el Congreso de la Nación en torno a los intereses partidarios, sin hacer hincapié en cómo eso nos beneficia directa o indirectamente a la hora de analizar a quién depositarle nuestra confianza por medio del voto. Esto se ve de manera muy sencilla; basta con buscar los ejes de campaña de los precandidatos para encontrar escuetas explicaciones, marcando como faltante las clásicas plataformas políticas que en algún momento servían para tener más herramientas a mano al momento de elegir.
