A pesar de las exhaustivas campañas gráficas, radiales, televisivas, y la utilización del bombardeo por redes sociales, a tres días de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (P.A.S.O.), queda casi un tercio de la población que no tiene decidido a quién votar. Y esto puede verse con sólo caminar las calles de nuestro pueblo o barrio: más penosamente hay un amplio porcentaje que ni siquiera sabe que el domingo se eligen candidatos a Diputados Nacionales y Senadores.
Los datos ponen en alerta a los partidos políticos que no han conseguido dar en la tecla, y poco a poco, tal como sucedió luego de la década del 90, los argentinos vuelven al círculo vicioso del descreimiento en la política como herramienta de transformación social. Sin dudas el problema no es el concepto, sino la destrucción que muchos políticos hacen del mismo. Y es que la política en sí es algo abstracto que sólo se materializa mediante la acción de los hombres.
Para los defensores de la democracia esto es un triunfo del capitalismo despiadado que golpea duro contra los ideales, dándole paso al individualismo propuesto por el neoliberalismo. Y en tiempos donde el modelo ha vuelto a resurgir con el mismo reciclaje de figuritas que llevaron al caos del 2001, pareciera que el único camino posible es el de luchar día a día desde cada uno de los espacios para que no sigan avasallando los laureles que supimos conseguir. La defensa de los derechos no se da únicamente en el cuarto oscuro. Sólo es posible lograrlos por medio de la perseverancia.
Por eso, antes de depositar el voto este domingo, no pienses que sos uno solo para cambiar la realidad. Pensá que sos parte de un todo que sin duda la puede modificar. Y sino, basta con revisar la historia y ver a nuestros próceres que tanto lucharon contra propios y ajenos para que hoy podamos ser un poco más libres de lo que supimos ser.