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¿De dónde vienen Las Juventudes? ¿Hacia dónde van?

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COLUMNA- Decíamos hace unos días, que hablar de juventudes remitía al carácter político de un grupo que no era meramente etario. Al mirar un poco más, no podemos negar que hay una épica sobre los jóvenes en la política. Hay un mito sobre la juventud que permite construir el origen común o el espacio común, desde donde se construye la “comunidad”. Esta posibilita lo político, reconoce la disputa del poder y la discusión sobre qué sociedad y qué orden queremos.

Existe entonces una identidad política construida sobre la que se puede discutir contra el mundo autoritario e injusto de los adultos, de “los viejos”. Pero ¿esto siempre se dio así? Es con la aparición de la modernidad que emerge con mayor fuerza este discurso que instala como necesidad la oposición a “lo viejo”. Ya no hay un pasado que ha de ser venerado sino destruido o por lo menos modificado, para acceder a la liberación de “lo nuevo”, de lo que de verdad posibilitará la realización de la humanidad en su plenitud.

La modernidad tiene todo ese discurso de lo nuevo que se opone a lo viejo pero sobre todo, a medida que avanzamos en la línea del tiempo, comenzamos a escuchar que lo central es una discusión sobre quiénes pueden “hacer política” y quiénes no. Los conceptos de la iluminación de Kant y los distintos documentos y manifiestos más significativos del siglo XV en adelante, hablan de que el elemento que permite hacer política es: la mayoría de edad. Pero la mayoría de edad no significa una condición etaria sino una condición especialmente de clase y de género. Para participar políticamente hay que ser mayor, para ser mayor hay que ser hombre libre y la libertad está dada por la cantidad de propiedades que ese sujeto masculino posee.

Es aquí donde comienza la discusión política, donde la juventud es la categoría que admite discutir el espacio de participación y posibilita la lucha para que ese espacio se abra hacia los que no tienen propiedades y son despojados de sus riquezas, y hacia quienes además de no poseer no son hombres.

Ser joven y discutir contra el viejo orden opresor será entonces la identidad política de quienes alcen sus voces para emanciparse. En un primer momento, la juventud será de la burguesía que pelea contra los viejos- monarcas, luego de los obreros contra los viejos-patrones, luego de las mujeres contra los viejos- órdenes patriarcales.

Toda la política moderna desde la burguesa, la obrera y la feminista gira en torno a la cuestión de la emancipación y por consiguiente, en torno al pasaje de un sujeto que no puede poseer derechos -es un infante- a un sujeto que posee derechos y es por lo tanto, mayor de edad. Por esto precisamente, podemos pensar que la acción política de los jóvenes es emancipadora y revolucionaria, porque se construye políticamente desde el discurso de la conquista por sus derechos.

¿Cuáles son los desafíos de pensar la juventud como el sujeto político emancipador de la política contemporánea? ¿De qué nos sirve identificarnos como juventud para disputar políticamente? ¿Cuáles son los límites de esa definición? Lo seguiremos charlando más adelante.

 

Por, Sol Yornet Barbieri

Foto ilustrativa del Mayo Francés

Nota relacionada: Juventudes en primera persona

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