A lo largo de nuestra historia, las mujeres han tenido un papel muy importante que quedó grabado en los anales de la historia. Hoy podemos homenajear y honrar su labor. Estas mujeres emblemáticas desempeñaron diferentes profesiones, tales como comunicación, abogacía, política y hasta desarrollaron carreras militares.
En esta entrega nos referiremos a Juana Azurduy, del Virreinato del Río de la Plata, y a las hermanas Mirabal, de República Dominicana. Mujeres aguerridas que, en diferentes tiempos, ayudaron a liberar a sus pueblos.
Juana Azurduy
Juana Azurduy nació un 12 de julio de 1780 en el actual territorio de Bolivia y, junto a su marido desempeñaron un papel primordial en la liberación del territorio del Río de la Plata, allá por los primeros años del siglo XIX. Él como coronel y ella como comandante del Ejército Argentino.
Su memoria fue honrada muchos años luego de su muerte, el 25 de mayo de 1862, pero hoy es reconocida por su participación en las guerras independentistas, tanto en el territorio argentino como en el boliviano.
Tanto Juana como su marido, Manuel Padilla, compartían los mismos ideales de independencia, y el 25 de mayo de 1809 se sumaron a la Revolución de Chuquisaca y, al año siguiente a la de Cochabamba. No fue fácil para nuestra heroína unirse a las tropas de rebeldes en defensa de las ideas de independencia, ya que no estaba bien visto que una mujer se involucrara en esos asuntos…pero ella lo hizo.
En el año 1812, la pareja se puso al mando del General Manuel Belgrano en la segunda expedición al Alto Perú, debiendo reclutar hombres para la batalla, cosa que fue mucho más sencillo con la presencia de Juana que motivaba a enlistarse tanto a hombres como a mujeres.
Además, utilizando bibliografía que le facilitó el propio Belgrano, organizó un batallón que denominó «Leales» al que le enseñó tácticas y estrategias de guerra. Empezó a utilizar en sus misiones un pantalón blanco tipo mameluco, una chaquetilla color escarlata o azul y una gorra militar con una pluma azul y blanca, los colores que eligió el General para la bandera. Lo hizo como apoyo para el general y en protesta a la orden del Primer Triunvirato de Buenos Aires que le había mandado a Belgrano a no utilizarla.
Luego de la muerte de su esposo, ella se alió con Martín Miguel de Güemes para continuar en la lucha, pero con la muerte del caudillo salteño, Azurduy se retiró de la vida militar para recluirse en una pequeña casa, sin ningún bien material, ya que había perdido todas sus posiciones en manos del gobierno local. En 1862, Juana dejó de existir sin ningún tipo de reconocimiento por su labor en la independencia del actual territorio argentino y boliviano.
El 12 de julio, fecha de su nacimiento, fue declarado en Argentina el «Día de las Heroínas y Mártires de la Independencia de América» por ley a partir de 2007. El 14 de julio de 2009 la presidenta Cristina Fernández ascendió post mortem a Juana Azurduy, del grado de teniente coronel a generala del Ejército Argentino.
Hermanas Mirabal
Las hermanas Mirabal fueron tres mujeres aguerridas de República Dominicana, que fueron la razón por la cual la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo cayera definitivamente. Patria, Minerva y María Teresa Mirabal pertenecían a una familia de clase media que sufrió el hostigamiento de la dictadura reinante en ese país, que fue una de las más sangrientas de la historia latinoamericana.
Trujillo estuvo a la cabeza de ese país por más de 30 años donde el adoctrinamiento y la represión estaban a la orden del día. No se podía hablar mal de él, ni se podía estar en contra de nada de lo que él ordenara. Todo aquel que pensara diferente era tildado de comunista, luego desaparecía y era torturado hasta la muerte.
La más reconocida de las Mirabal fue Minerva, a quien luego de haber estudiado la carrera de abogacía, el tirano no le permitió jamás ejercer su profesión debido a un desplante realizado por ella en una fiesta. Esta situación llevó a que crearan una organización clandestina en contra del villano y tras acciones en su contra fueron apresados, primero sus maridos y luego las hermanas.
Luego de largos meses en prisión, soportando torturas y vejaciones, fueron liberadas, pero estas mujeres eran un problema para Trujillo, quien las mandó a matar pensando que de esta manera se sacaba un peso de encima. No fue así.
Las hermanas Mirabal fueron encontradas muertas a golpes el 25 de noviembre de 1960, pero el gobierno del tirano informó que habían tenido un accidente de tránsito. Nadie creyó esa historia. Meses después, un grupo de hombres pertenecientes al ejército trujillista, indignados con lo acontecido, interceptaron el auto donde se trasladaba Trujillo y lo mataron a balazos, poniendo fin a la tiranía.
En la actualidad, la casa donde vivieron sus últimos años las Mirabal, en Ojo de Agua, Salcedo, es un museo donde descansan sus restos y además el tiempo quedó detenido: todo se encuentra tal y como lo dejaron. El 25 de noviembre fue declarado como Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer en honor a ellas.