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América Latina amotinada

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Diferentes cárceles de Argentina, Brasil y Venezuela atraviesan conflictos debido a la pandemia que azota al mundo desde el 2019. Los presos reclaman prisión domiciliaria para evitar los contagios; las víctimas de delitos se oponen.


Los motines carcelarios siguen dando que hablar en Latinoamérica y una nueva grieta se abre entre los presos que reclaman prisión domiciliaria y los defensores de los derechos humanos por un lado, y las víctimas y familiares de víctimas de delitos, muertes y violaciones, por el otro.

En Santiago del Estero, este domingo los presos de la cárcel comenzaron a amotinarse- Primero un solo pabellón y luego se fueron sumando más. Quema de colchones, ruidos y gritos por la prisión domiciliaria se escucharon por todos lados. Durante la madrugada el levantamiento fue sofocado por la Guardia de Infantería de la Policía de la provincia.

En Manaos, Brasil, los reclusos de la Unidad Penitenciaria de Puraquequara se levantaron en reclamo de mejoras sanitarias en las instalaciones que afectan a la población carcelaria. Esta zona del Amazonas es una de las más afectadas por coronovirus en ese país, registrando 120 muertes diarias.

Por otro lado, en Venezuela, la violencia se vivió en una cárcel de Guanare el pasado 1 de mayo, dejando un saldo de 40 víctimas fatales y 9 heridos. Los funcionarios de la penitenciaria investigan el hecho e intentan identificar a las víctimas fatales.

 

Situación carcelaria

La mayoría de las cárceles de los países del área están sobrepobladas: albergan a 97.000 personas, por ejemplo, en Perú, y su capacidad máxima sería de 50.000 reos; en Chile, país con la mitad de la población, hay 50.000 presos en todo el país. Esta superpoblación conlleva a mayores riesgos de contagio del COVID-19 por no poder cumplir el aislamiento social.

Por otro lado, las víctimas de delito se oponen alegando el peligro que esto supone. Desde el poder judicial de cada país indican que los presos están privados de su libertad, pero esto no supone dejarlos morir o dejar de lado sus derechos como humanos.

El indulto y liberación de presos en un contexto como el actual no supone la solución de fondo de la situación carcelaria de los países del tercer mundo, el hacinamiento, las condiciones sanitarias y la violencia son problemas de larga data que requieren el tratamiento adecuado en cada país.

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