Por tercer día consecutivo el transporte urbano de pasajeros sigue sin funcionar. El diálogo se hace esperar y los usuarios siguen pagando los platos rotos.
El secretario del interior de la UTA, Jorge Kieder, no convocó al diálogo ya que afirma que no lo hará hasta que se levante la medida de fuerza. Por su parte, Marcelo Marin, delegado de los trabajadores, dijo que no se va a levantar el paro hasta que no tengan lo que reclaman.
Entonces esto se ha transformado en una lucha de poder sin cuartel y en el medio, los usuarios.
Pero, usted se preguntará ¿dónde está el municipio en todo esto? Está en el Palacio 6 de Julio, debatiendo vaya uno a saber que, porque de puertas para afuera, el intendente de la ciudad, Ramón Mestre, salió a decir que no transformen a los ciudadanos en rehenes. Pero de hacer algo, no se mencionó nada.
Por la tarde del día de hoy, luego de casi 72 horas de paro, el municipio llamó a inscripciones de taxis y remises que podrían oficiar de colectivos, llevando a los usuarios por $15 con la promesa de eximirlos de un arancel que abonan estos trabajadores del volante. Esto será efectivo de 7 de la mañana a 21 horas.
La medida podría ser efectiva, pero quién les garantiza a los taxistas y remiseros la seguridad de ellos y de sus pasajeros recordando que los choferes de colectivos no dejaron salir a nadie a trabajar, bloqueando las puntas de línea y amenazando con romper las unidades.
Entonces, por lo visto, esta ciudad es manejada por un puñado de colectiveros que no solo dejan sin transporte a los usuarios, sino que desarticulan al municipio, a las fuerzas policiales, haciendo lo que les venga en gana.
Mientras tanto, los usuarios siguen perdiendo días de trabajo, descuento de presentismo o gastando una fortuna en taxis, ¿y quién los va a resarcir? ¿Quién les va a devolver lo que gastaron? ¿Quiénes los van a escuchar? Son preguntas que nadie responderá, porque en la lucha del poder, el pueblo siempre es desoído.