El Espacio para la Memoria y los Derechos Humanos La Perla ofrece un recorrido para no olvidar las vejaciones sufridas en ese lugar durante la última dictadura militar.
Una de las muestras se denomina “Sobre Vidas” y es un relato histórico sobre los despojos, herencias y resistencias a través de objetos de algunos de los sobrevivientes. Esos objetos forman parte de nuestra vida cotidiana, algunos de ellos tienen valor afectivo y son referencias que constituyen nuestras memorias, que sustentan nuestra identidad.
Como practica sistemática, en el Terrorismo de Estado se saqueaban los bienes de las personas secuestradas. Este robo era un mecanismo más en el intento de arrasar las personalidades de los detenidos desaparecidos.
“Cuando en una oportunidad, sospecho que a fines de enero de 1977, atinamos fantasiosamente en la posibilidad de salir vivos de este lugar , me miró sin sobresaltos y me dijo con mucha convicción: yo de esta no zafo, vos seguro que sí”, parte del testimonio de uno de los sobrevivientes de La Perla al referirse a uno de sus compañeros de cautiverio que está desaparecido.
Otras de las muestras está destinada a la Megacausa y enjuiciamiento por crímenes cometidos durante la última dictadura militar en Córdoba, y los testimonios de sobrevivientes y familiares de desaparecidos abundan en emoción:
“…el capitán Acosta mató de un escopetazo a un compañero en la calle, cuando realizaba un procedimiento. El sargento primero Padovan, me mandó lavar el Renault 4 propiedad del compañero asesinado. Recuerdo la imposibilidad de la tarea, porque no podía olvidar quien había estado adentro, además los vidrios estaban rotos y había sangre coagulada por todas partes”.
“…ejemplifica con anécdotas de las duchas donde veían a los gendarmes que se paraban detrás de los círculos de las puertas a mirarles el cuerpo. Un cuerpo lastimado, vejado. Encima aparte de las lastimaduras estaban esas miradas, ya era una violación.”
“Siento su mirada, me ve con sus ojos azules. Muchos han hablado de sus ojos, los sobrevivientes los recuerdan durante las torturas. Hace unos veinte años estuve a pocos metros de Menéndez y corrí a esconderme debajo de la cama para no verlo. Ahora me toca ser testigo en este juicio y me paro frente suyo y me sostiene la mirada…”