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El rol de la diversidad y disidencia sexual en la política: De la conquista de derechos a la resistencia al avance neoliberal

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COLUMNA- A lo largo de la historia, tanto en Argentina, como en Latinoamérica, el colectivo de la diversidad y la disidencia sexual, ha jugado un papel importante en la vida social y política, ya sea para avanzar con la conquista de derechos que se materializan en políticas públicas, como así también para resistir, de alguna manera, a los distintos gobiernos neoliberales de la región que no sólo van en contra de esos derechos, sino que también aplican medidas y llevan a cabo políticas de ajuste que se profundizan sobre este colectivo.
El surgimiento del movimiento lgtb en los distintos países de Latinoamérica se dio de manera simultánea entre los años 60 y 70 como si hubiese una necesidad hasta colectiva de comenzar a ocupar los espacios con todo lo que eso significaba en aquellos años, incluso atravesando los gobiernos de facto en varios países, donde la violencia era aún más hacia este sector de la sociedad.
Si pensamos recientemente, en nuestro país, se lograron leyes importantes para las personas de la diversidad y disidencia sexual como la ley de matrimonio igualitario, la ley de identidad de género, y se podría nombrar también, aunque con algunas dificultades sobre todo para lesbianas, la ley de fertilización asistida. Dichas leyes, reconocidas internacionalmente, fueron producto de una lucha incansable de muchxs que hasta dejaron su vida y no pudieron disfrutar de dichos derechos, y de quienes siguieron con las banderas en alto hasta que dichos derechos fueran una realidad. Y la conquista de esos derechos no fue nada fácil. La grieta, entre quienes entendían que había una realidad que debía ser puesta en agenda política para otorgar derechos
a miles de personas que se les había negado por el sólo hecho de no responder a la norma, y quienes seguían pensando que eso implicaba ir contra la naturaleza de Dios y la moral.
Cabe destacar, y no es un detalle, que también hubo una decisión política de un gobierno nacional que entendió que había que dar una respuesta a esa demanda y garantizar derechos. En ese momento, hubo una construcción colectiva de este movimiento que logró que dichas leyes fueran aprobadas.
Pero esa unidad para esa construcción colectiva, ¿se traslada a todos los ámbitos políticos? Claramente, no. En el 2015 muchxs hicieron posible que comenzara a gobernar un modelo neoliberal sabiendo lo que esto significaría para el colectivo lgtbiq+.
Así, las políticas de ajuste no tardaron en llegar: además del contexto económico que todxs atrevesamos y que particularmente las compañeras trans y travestis sufren crudamente, se suma la quita de presupuesto en los programas de salud sexual, lo que significó reducción de entrega de preservativos en todo el país, faltantes de
medicación para personas con VIH, hasta la eliminación del Ministerio de Salud. Además la quita de pensiones, y todas las medidas de violencia y represión de las fuerzas de seguridad como actos disciplinadores hacia nuestras identidades.
Ante esto, no nos quedamos de brazos cruzados. Salimos a las calles a enfrentar y rechazar estas políticas neoliberales. Seguimos pensando proyectos de leyes que no sólo defiendan nuestros derechos sino que pongan un freno a esta avanzada neoliberal.
Tenemos el desafío, como cada vez que conquistamos derechos, de aportar como movimiento social y político, a la construcción de esa mayoría que permita devolvernos la dignidad de vivir y amar en una patria liberada.

Dicen que somos la minoría sexual. A muchxs de nosotrxs nos encanta decir que la única minoría es la oligarquía.

 

Por, Anabela Romagnoli

 

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