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Se fue sin pedir perdón

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Ayer falleció Ernestina Herrera de Noble. Mujeres poderosas y cuestionadas si las hay. Para los que no la conocen, la directora del diario Clarín durante casi medio siglo. Para los que quieren conocerla más, supuesta apropiadora de hijos de desaparecidos de la última dictadura militar, corrupta que se quedó con Papel Prensa y una de las figuras del periodismo que ha gozado del beneficio de expulsar o imponer presidentes.

Se dice supuesta apropiadora porque los resultados que les hicieron a sus hijos Marcela y Felipe, luego de un cruce de ADN con el Banco Nacional de Datos Genéticos, dieron negativos. Lo que llama la atención es la oración que publica La Voz del Interior: “En 2001, y por una denuncia de Abuelas de Plaza de Mayo, el objetivo de esa campaña de desprestigio contra Ernestina fueron sus hijos, Marcela y Felipe Noble Herrera, cuya guarda primero, en 1976, y adopción definitiva, en 1977, habían sido otorgadas por la Justicia”. Perdón, ¿cuál Justicia, si cuando tomó el poder el Gobierno de Facto los tres poderes se suprimieron?

En otra parte de la nota dice que“su compromiso con la libertad de expresión, su reivindicación de la independencia editorial y económica de los medios, y su defensa del periodismo profesional, le valieron logros y reconocimientos en el país y el mundo”. Con el perdón del medio, la señora no solo atentó contra estos puntos que destaca, sino que se apoderó durante la última dictadura militar de Papel Prensa, la empresa más grande del mercado nacional que controla el papel (y por lo tanto el costo de las publicaciones gráficas) en todo el país. Eso, a cambio por supuesto, de mantenerse al margen de la violación de los Derechos Humanos y callar la persecución, tortura y desaparición sistemática de 30 mil personas.

A contramano, sí eran notas de interés para el medio dominante de ese momento el Mundial de Fútbol del 78’que ayudó a mantener la atención alejada de la realidad gubernamental, o el gran impulso que sus titulares le daban a la apertura de la economía y el ingreso de los productos del exterior, que terminaron por destruir la industria nacional. Curioso que una persona con esa historia sea reconocida por su independencia editorial y económica, cuando en realidad utilizó su poderío comunicacional para apropiarse de las herramientas que garantizan justamente esa independencia a la hora de informar. Ni hablar de la económica.

Hace muy poquito esta mujer junto a los empresarios Magnetto y Mitre, fueron sobreseídos en la causa Papel Prensa. Y hace muy poquito también, me enteré que Abuelas y Madres de Plaza de Mayo tuvieron que juntar dinero en plena época del proceso para que La Nación publicara un listado con los detenidos desaparecidos que había denunciados hasta el momento.

Hace poco revisaba los titulares de Clarín y esas tapas donde mentían sobre el resultado de la Guerra de las Islas Malvinas, a cambio seguramente de favores económicos que la dictadura le hizo a los grandes medios para que siguieran sosteniendo el gobierno más nefasto que tuvo la historia argentina.

Un día muchos deberán pedir perdón al pueblo argentino por sus engaños, sus manipulaciones y sus noticias teñidas por las manos oscuras de la corrupción en pos de la sola búsqueda del poder. Un día muchos deberán pedir perdón por defender a la oligarquía conservadora y estar en contra de los derechos de los que menos tienen. Un día deberán pedir perdón también por quedarse con “la verdad”en pos de sus propios intereses. Un día deberán pedirle perdón a los que perdieron a los suyos mientras ellos exigían dinero a cambio de informar. Mientras, algunos se van sin pedirlo y absueltos por la Justicia corrupta.

Para ellos, ni olvido ni perdón.

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2 comentarios en «Se fue sin pedir perdón»

  1. Excelente el editorial, sobre todo por el documentado rescate de la verdad (histórica), la memoria (subjetiva), y la justicia (sic).

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